Cómo elegir la temperatura de una bombilla LED o de bajo consumo (Psicología de la iluminación I)
   16/05/2014     Iluminación LED

La semana pasada terminamos la serie “El corazón de las bombillas LED”, en la que te explicamos algunas de las claves de por qué esta tecnología ha revolucionado el sector de la iluminación, ofreciendo una luz económica, respetuosa con el medio ambiente, duradera y de gran calidad. Hoy comenzamos con un acercamiento a las realidades psicológicas qué debes de tener en cuenta antes de comprar una bombilla con leds o de bajo consumo para tus lámparas.

Probablemente habrás escuchado mil veces: tu inconsciente, gracias a millones de años de evolución, reacciona de una determinada manera ante cada estímulo. Por ello no te ha de extrañar que la iluminación de tu entorno provoque unas reacciones concretas que te afectan de forma inevitable, aunque tú no te des cuenta de ello. Por ejemplo, si ahora cierras los ojos e imaginas la habitación en la que estás bajo la luz de una bombilla LED roja, y después bajo una azul, seguramente percibirás sensaciones encontradas. Son las consecuencias de las relaciones indirectas que ha establecido tu experiencia psico-biológica con esos tonos.

Atendiendo a este tipo de relaciones, debes considerar fundamentalmente dos apartados a la hora de iluminar tu habitación, salón u oficina: el tono (la temperatura que aparece en cada etiqueta y casquillo de las bombillas con leds) y la intensidad de la luz (luminiscencia de cada bombilla LED o de bajo consumo).

La sensación que transmiten los distintos colores de las bombillas LED de nuestras lámparas de interior y exterior, dependen de la relación que establecemos entre ellos y situaciones reales.

Hoy hablaremos del primero de ellos: el tono de las bombillas de las lámparas. La tonalidad de la luz que emiten tus bombillas LED o de bajo consumo se mide en grados Kelvin (temperatura medida en unidades del SI) por su relación con la emisión energética de un cuerpo negro. No es necesario que entiendas las relativamente complejas razones de por qué, pero sí tener presente que por ello, aunque parezca una contradicción a la lógica, las menores temperaturas (por debajo de 2.000 K) son las que corresponden a los colores cálidos, rojizos o anaranjados; y las temperaturas elevadas (por encima de 9.000 K) corresponden a los fríos, azules o violetas.

La sensación que transmiten los distintos colores de las bombillas LED de nuestras lámparas de interior y exterior, dependen de la relación que establecemos entre ellos y situaciones reales.

Como habrás intuido, para generar ambientes extremadamente calurosos o fogosos, has de escoger una bombilla LED roja que tiene una temperatura inferior a los 2.000 K; y para decoraciones que busquen frialdad más que evidente una bombilla azul superior a los 9.000 K. Pero, ¿qué pasa con la luz que es realmente más utilizada, la de los tonos intermedios?

Pues, como siempre, depende. En la iluminación decorativa, por lo general se suele recomendar una temperatura de color cercana a los 2.800 K, que ofrece un blanco con una ligera tendencia al amarillo que le aporta calidez y confortabilidad. Sin embargo en expositores o escaparates comerciales, es más recomendable adquirir luces de unos 4.000 K, que logra un blanco algo más puro, para exhibir el producto en plenitud. Además, en aquellos lugares que requieren un gran esfuerzo visual (como cocinas o talleres), se recomienda que las lámparas lleven unas bombillas con leds con una temperatura no inferior a los 5.600 K.

Una temperatura de las bombillas con LED de las lámparas muy alta corresponde a emisiones luminosas azuladas y violáceas, que generan sensaciones de nocturnidad y espacios fríos.

 

los focos LED de este espacio utilizan una temperatura de color muy baja para obtener emisiones de luz rojiza.

¿Ya has tomado una decisión? Pues espera, porque aún te queda por saber cómo influye otro factor extremadamente importante: la intensidad luminosa, que trataremos la próxima semana.

 

Por Marta Rodríguez

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